Desarrolla ‘el gen’ de la empatía
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Dicen que la empatía es la capacidad de ponerse en los zapatos del otro. La verdad es que esta definición no alcanza a dimensionar el alcance y la importancia del concepto para todas las comunidades, señala Paola González, especialista en psicología.
“(Esa) es la manera que encontró la empatía para hacerse del dominio público. Y tal vez (ponerse en los zapatos del otro) es un componente de la empatía, pero no lo es todo, ni logra definir a ciencia cierta lo que es”, aclara quien también es profesora de la Escuela de Psicología de la Universidad de Monterrey (UDEM) en México.
Lo que sí es sabido, agrega, es que las sociedades tal como son conocidas no podrían existir sin este elemento fundamental que promueve los lazos y la solidaridad.
“Su componente más profundo es la capacidad de comprender el estado del otro. Pero para yo comprender el estado del otro primero tengo que comprender mi estado emocional”, explica la experta.
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Lo anterior significa que la persona primero debe entender cómo reacciona, por qué reacciona de tal modo y qué pasa cuando está desregulado en sus emociones, continúa. Usando esta armonía interna es más sencillo captar el sentir de los otros y conocer cómo sus comportamientos influencian a los demás.
“Estos componentes ya son parte de lo que llamamos socio-emocionalidad. Ya hablamos de una interacción más compleja entre seres humanos y ahí nos damos que ponernos en los zapatos del otro queda muy pequeñito.
“Entonces, la empatía empieza cuando me conozco, me entiendo, me cuestiono y así puedo entender el proceso o el estado emocional de la persona que está enfrente de mí. Nace del sujeto y de su capacidad para comprenderse y pensarse”.
El ‘gen’ empático
¿Naces con la empatía o la aprendes? Aunque existe debate sobre el tema, algunas investigaciones indican que el elemento es innato, asevera la psicóloga González.
“Los estudios muestran, sobre todo cuando observamos a los niños pequeños que aún no adquieren el habla, que su naturaleza es ayudar y es de preocupación cuando ven que los adultos o los otros sufren”.
El ejemplo agrega la docente, demuestra que la empatía no solamente implica colocarse en el lugar del prójimo porque los infantes no tienen la madurez ni comprenden qué significa el concepto. Sin embargo, esto no les impide entender los estados ajenos e intentar brindar apoyo y consuelo.
De la empatía, expresa la especialista, también se sabe que puede ser trabajada.
¿Cómo practicarla?
La empatía no es donar despensas o dar dinero a una persona en la calle, apunta la maestra de la UDEM.
Para hacer un ejercicio empático es necesario conectar con los demás. Es un acto de apertura, exposición e intercambio, en vez de solamente dar unas monedas rápidamente y con el solo objetivo de que la persona se vaya, apunta la especialista en psicología
“Por eso escuchar puede ser un acto totalmente empático, por ejemplo. Es el inicio de este camino de interacción de dos sujetos.
“Y también es importante, cuando tenemos infantes a nuestro cargo, el acompañarlos de una manera emocionalmente rica, estable. Que podamos estar para ellos, que podamos consolar. Eso es apostar por crianzas más empáticas y trabajar en la empatía”.
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