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La vida imita al arte: La película ‘Cónclave’ frente a lo que está pasando en el Vaticano

La Plaza de San Pedro en el Vaticano el 27 de febrero del 2025. (AP foto/Kirsty Wigglesworth)
(Kirsty Wigglesworth / Associated Press)

Por mucho tiempo ha existido un tabú en el Vaticano sobre hablar abiertamente de un cónclave cuando un papa está enfermo: se considera de mal gusto especular sobre la elección de un nuevo papa mientras el actual lucha por su vida. Y esto es especialmente cierto mientras el papa Francisco combate una neumonía doble en el hospital Gemelli de Roma.

Sin embargo, el sorprendente éxito de “Conclave” (“Cónclave”), la película, y su impulso de cara a los Premios de la Academia del domingo han llevado las reglas arcanas, la gloriosa ceremonia y el drama supremo de uno de los momentos más solemnes de la Iglesia Católica a la cultura popular. Y ha puesto a la jerarquía católica en una especie de aprieto mientras reza por Francisco.

La película no puede ser desestimada como de mal gusto o blasfema, ya que trata la gravedad de una elección papal con respeto y retrata con precisión los antiguos rituales y los problemas contemporáneos que enfrenta la Iglesia Católica actual. Tanto el periódico vaticano L’Osservatore Romano como el diario Avvenire de la conferencia de obispos italianos dieron a “Conclave” críticas entusiastas.

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Es cierto que esas críticas se publicaron antes de que Francisco ingresara al hospital el 14 de febrero con una compleja infección pulmonar que lo ha mantenido fuera de sus compromisos regulares durante el período más largo de su papado de 12 años.

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No está claro si los periódicos las habrían publicado después de que la salud de Francisco tomara un giro tan grave. Esto es aún más evidente, pues está claro desde las escenas iniciales que la figura de Francisco está muy presente en la película, desde las escenas de apertura en el moderno hotel Santa Marta del Vaticano, donde Francisco eligió vivir, hasta uno de los personajes centrales de la trama.

Pero al menos la película ha encontrado un atractivo popular masivo en un momento en que los medios de comunicación del mundo han descendido sobre Roma para monitorear cada actualización sobre la salud de Francisco, y ha despertado interés en lo que podría suceder en un cónclave de la vida real.

El autor Harris sabe que es un momento delicado

Francisco se encontraba en condición estable el sábado y aparentemente mejoraba, un día después de que inhaló vómito durante un ataque de tos y tuvo que ser conectado a ventilación mecánica no invasiva. El sábado, pudo desconectarse del ventilador durante “largos períodos” y, en su lugar, utilizar altos flujos de oxígeno suplementario.

Además, no hubo evidencia de fiebre o glóbulos blancos elevados que indicaran infección, en otro signo positivo, aunque los médicos dijeron que su pronóstico seguía siendo reservado.

Pero la gravedad de su enfermedad y los altibajos de su recuperación han hecho que “Cónclave” sea la película demasiado cercana para consolar a cualquiera que siga la difícil situación de Francisco y esté preocupado por lo que significa para la Iglesia católica.

“Conclave”, la adaptación del director Edward Berger la novela de Robert Harris, es protagonizada por Ralph Fiennes como el decano del Colegio de Cardenales. Ha sido nominada a ocho Oscar, incluyendo mejor película. Llega a los Oscar del domingo con un premio Bafta a la mejor película y un premio SAG al mejor elenco.

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Harris es muy consciente de la sensibilidad del momento y del surrealista giro de los acontecimientos que ha hecho que su libro y la película sean relevantes, por decir lo menos. Pero es tajante al rechazar que intentase aprovechar el momento para obtener publicidad.

“He estado rechazando todas las solicitudes para hablar sobre ello y un futuro cónclave porque creo que eso es de un mal gusto extremo”, dijo Harris a The Associated Press. “Realmente espero que Francisco tenga muchos años más por delante”.

Alerta de spoiler (revelación) leve: La película comienza con la muerte del Papa y gira en torno a las maniobras y manipulaciones políticas detrás de la elección de su sucesor. El cardenal Thomas Lawrence (Fiennes) es el decano del Colegio Cardenalicio, quien debe organizar el cónclave en medio de su propia crisis de fe.

Al tiempo que el futuro de la Iglesia pesa sobre sus hombros, debe lidiar con secretos, escándalos, campañas de desprestigio y giros sorprendentes, mientras asegura la integridad de la elección.

Massimo Faggioli, teólogo de la Universidad de Villanova, opinó que la película era “tristemente efectiva” al ilustrar la inestabilidad institucional por la que está pasando la iglesia ahora, así como la facilidad con la que un solo acto o alegación de mala conducta puede arruinar a alguien.

“Las principales amenazas no (vienen) ahora del exterior (Napoleón, o Hitler, o la secularización), sino del interior (especialmente el miedo a otro escándalo sexual)”, expresó.

Berger definitivamente se toma algunas libertades creativas. Lawrence, por ejemplo, habría sido excomulgado dos o posiblemente tres veces por sus esfuerzos para navegar la intriga, dado el veto a las comunicaciones con el mundo exterior durante un cónclave y las leyes canónicas que rigen el secreto de la confesión y el sellado del apartamento papal después de la muerte de un papa.

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Pero esto es Hollywood, y las libertades creativas se permiten.

Los medios católicos amaron la película. Avvenire, afín al Vaticano, elogió la película por su belleza suntuosa, giros de la trama y comentarios “nada triviales” sobre el estado actual de la Iglesia.

“Aceptémoslo: ‘Cónclave’, que nos lleva al corazón de uno de los eventos más misteriosos y secretos del mundo, es una película altamente entretenida, especialmente para un público estadounidense que no es terriblemente exigente”, dijo Avvenire el 20 de diciembre, cuando la película se estrenó en los cines italianos y mucho antes de que Francisco se enfermara.

La crítica Alessandra Comazzi destacó, en el periódico vaticano L’Osservatore Romano el 1 de febrero, el breve, pero crítico papel de Isabella Rossellini como la hermana Agnes.

Como crítica de larga data del diario La Stampa, Comazzi es muy consciente del tabú vaticano, de hablar abiertamente de un cónclave. Pero en una entrevista, dijo que la película logró tratar un cónclave como un thriller sin causar ofensa. Sostuvo que el periódico vaticano estaba más que feliz de publicar su elogio.

“El decano Lawrence tiene que gobernar el cónclave y liberarlo de estos falsos profetas”, señaló. “Y creo que también desde el punto de vista eclesial y religioso, el director logró hacerlo de una manera muy respetuosa”.

Pero un cardenal cercano a Francisco no lo piensa así.

“Mi experiencia de estar en al menos un cónclave no fue que fuera una especie de escena de conspiración política sobre cómo hacer que tu candidato sea elegido”, escribió el cardenal Sean O’Malley, el arzobispo emérito de Boston, en un blog el 7 de febrero.

O’Malley votó en el cónclave de 2013 que eligió a Francisco como papa y es uno de sus aliados más cercanos. Sostuvo que él y sus hermanos cardenales eran muy conscientes de que millones de católicos estaban orando desde lejos “para que el Espíritu Santo nos guiara en nuestras deliberaciones”.

“Y, por supuesto, en el momento en que cada cardenal vota, tomas tu boleta, te pones frente a la imagen de Cristo de Miguel Ángel en el ‘Juicio Final’ y juras ante Dios que vas a votar por la persona que crees que es la voluntad de Dios para la iglesia”, escribió.

“Es una experiencia muy diferente de lo que ellos retrataron en la película”, escribió. “Pese a todo su valor artístico y de entretenimiento, no creo que la película sea una buena representación de la realidad espiritual, de lo que es un cónclave”.

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