Anuncio

California ve señales de que el aumento del Delta se está reduciendo, pero se avecina un nuevo reto

California ve señales de que el aumento del Delta se está reduciendo
La radióloga Kristen Carlson mueve la máquina de rayos X a una sala de emergencias en Little Company of Mary Medical Center, en Torrance, California.
(Francine Orr / Los Angeles Times)

El número de personas que se infectan y enferman gravemente de COVID-19 ya no se acelera a un ritmo espectacular e incluso empieza a estabilizarse en algunas zonas.

California entra esta semana en una fase crucial de su batalla contra la variante Delta -la reapertura de las escuelas- con algunas señales esperanzadoras: El número de personas que se infectan y enferman gravemente de COVID-19 ya no está aumentando al dramático ritmo de las semanas anteriores e incluso empieza a reducirse en algunas zonas.

Muchos expertos son optimistas respecto a los avances, pero algunos funcionarios subrayaron que es demasiado pronto para saber definitivamente si el incremento causado por la cepa altamente contagiosa está llegando a su punto máximo.

Según un análisis de Los Angeles Times, en California se han registrado unos 11.800 nuevos casos de coronavirus al día durante la última semana, un 7% más que la semana anterior. Se trata de un ritmo de aumento mucho más lento que el de la semana previa, cuando se produjo un salto del 30% en los casos diarios, y bastante mejor que el de principios de julio, cuando se registró un incremento del 86% entre semana. Los casos diarios siguen estando muy por debajo del pico pandémico de casi 45.000 nuevos casos al día.

Anuncio

El aumento de las hospitalizaciones por COVID-19 también está disminuyendo. El domingo, California informó de 7.166 personas con COVID-19 en sus clínicas, un 20% más que la semana anterior. Sin embargo, esta cifra supone una mejora con respecto a finales de julio, cuando se produjo un crecimiento del 50% en las hospitalizaciones de una semana a otra, y sigue estando muy por debajo del pico de 22.000 personas registrado en invierno.

Los epidemiólogos y expertos en enfermedades infecciosas atribuyen a la combinación de tasas de vacunación superiores a la media, además de las recomendaciones o requisitos locales de uso de mascarillas en lugares públicos cerrados, como las principales razones por las que la cuarta oleada no ha llegado a ser tan terrible en comparación a lo que sucede en otros lugares del país, como en Texas y Florida, donde los hospitales están tan desbordados que se han visto obligados a cancelar cirugías electivas y se han quedado sin camas en la unidad de cuidados intensivos.

“Debido a la aplicación más rigurosa de las medidas de salud pública, como recomendar encarecidamente u obligar al uso de mascarillas, así como un aumento del número de personas que se vacunan, es muy posible que estemos llegando a la cima en cuanto al número de casos en California -en comparación con otras partes del país-, que siguen en un gran incremento en esta cuarta oleada”, dijo el Dr. Robert Kim-Farley, epidemiólogo médico y experto en enfermedades infecciosas de la Escuela de Salud Pública Fielding de la UCLA.

Algunos funcionarios, sin embargo, advirtieron que era demasiado pronto para decir que el pico de la cuarta ola había pasado.

Aunque en San Francisco se ha producido un descenso de los casos diarios de coronavirus, que podría deberse a que la gente lleva cada vez más mascarillas, es “muy pronto para concluir que la cuarta oleada ha llegado a la cima o se ha estabilizado, ya que las hospitalizaciones suelen alcanzar su nivel máximo dos semanas después de los casos”, dijo el director de salud de San Francisco, el Dr. Grant Colfax, en una declaración al Times.

California sigue tomando medidas para prepararse en caso de que las condiciones se deterioren aún más. El Departamento de Salud Pública de California está instruyendo a los hospitales que comiencen a aceptar pacientes de instalaciones con capacidad limitada de unidades de cuidados intensivos a partir del miércoles. Y el gobernador Gavin Newsom ha emitido una orden ejecutiva que amplía la práctica de eximir de los requisitos de licencia y certificación a los empleados médicos de otros estados que ayuden en el esfuerzo de respuesta a la pandemia.

Aunque el sistema sanitario en general no está tan desbordado como durante la oleada de otoño e invierno en California -cuando se triplicó el número de pacientes positivos al coronavirus que recibieron atención profesional-, los hospitales están sintiendo la presión.

“Lo que realmente está ocurriendo es un verdadero desafío con la dotación de personal en general”, dijo Jan Emerson-Shea, una portavoz de la Asociación de Hospitales de California. “Y esa es un área que se está convirtiendo en una gran preocupación en todo el estado”.

Incluso antes de la última oleada, dijo, los hospitales estaban lidiando con una acumulación de personas que habían pospuesto la atención no relacionada con el COVID a principios de la pandemia.

“Ahora pueden necesitar esa cirugía de reemplazo de rodilla o la extracción de la vesícula biliar”, dijo. “Esos procedimientos estaban empezando a volver, y ahora el COVID está aumentando”.

El análisis del Times encontró que los casos de coronavirus se estaban reduciendo en múltiples regiones de California.

En el condado de Los Ángeles, el promedio de nuevos casos diarios de coronavirus se elevó un 4% en comparación con la semana anterior; la semana previa registró un incremento del 18%. El condado de Sacramento tuvo un crecimiento del 9%; el condado de Riverside, un 8%; los condados de Orange y Fresno se mantuvieron prácticamente estables.

El condado de San Diego registró un descenso del 5% en los casos diarios, y la zona de la bahía de San Francisco, compuesta por nueve condados, observó una disminución del 12% en los casos diarios.

En otras zonas se produjeron saltos mayores. El condado de Ventura tuvo un aumento del 13%; el condado de Kern, un 17%; el condado de San Bernardino registró un incremento del 54%.

Aunque las tasas de vacunación se han elevado recientemente, la reducción de la gravedad de la ola pandémica tiene probablemente mucho que ver con un mayor uso de mascarillas y una reducción de las formas de contacto social más arriesgadas. Es demasiado pronto para que las dosis de inoculación administradas recientemente hayan tenido efecto, dijo la Dra. Kirsten Bibbins-Domingo, epidemióloga de la UC San Francisco.

“La clave aquí es reconocer que probablemente estamos saliendo del problema, pero que no podemos bajar la guardia tan rápidamente, pero aun así debemos sentirnos reconfortados. Porque las oleadas llegan a su fin, y creo que eso es lo que estamos empezando a ver ahora, lo cual es muy alentador”, dijo Bibbins-Domingo.

Algunos médicos se mostraron optimistas de que la cuarta oleada de California acabe siendo mucho más suave que en otros estados donde los líderes políticos se han opuesto a los mandatos de uso de mascarillas promulgados por las autoridades locales y las tasas de vacunación son relativamente bajas.

La experiencia en Gran Bretaña muestra que, particularmente en un área altamente vacunada, un aumento de la variante Delta puede golpear rápidamente, pero también se desvanece con relativa rapidez, dijo el Dr. Peter Chin-Hong, un especialista en enfermedades infecciosas en la UC San Francisco. Por el contrario, es probable que las zonas con tasas de inmunización muy bajas tarden mucho más en salir de esta oleada.

En la UC San Francisco, el número de pacientes con COVID-19 en el hospital ronda los 40, frente a los cinco que había cuando California reabrió por completo el 15 de junio. Pero sigue siendo mucho menos que el pico de la ola de invierno, cuando había 100, dijo Chin-Hong.

Las hospitalizaciones se han mantenido estables durante las últimas tres semanas, dijo Chin-Hong. Y las hospitalizaciones pediátricas siguen siendo muy bajas.

La mayoría de las personas hospitalizadas con COVID-19 no están vacunadas, dijo Chin-Hong. Los que están inmunizados y son hospitalizados con COVID-19 tienden a tener sistemas inmunitarios comprometidos.

Es posible que San Francisco lo esté haciendo especialmente bien porque muchos residentes cumplieron con las recomendaciones y los requisitos de enmascararse mientras estaban en el interior. Esa ciudad también tiene una de las tasas de vacunación más altas del estado.

Cuando California reabrió sus puertas por completo el 15 de junio, “la gente salió de fiesta como si fuera 1999. ... No es que fueran irresponsables, es que nos dijeron que siguiéramos con la vida normal. Pero una vez que se dio la voz de alarma, la población de la zona de la bahía se lo tomó en serio: protestaron, pero lo hicieron”, dijo Chin-Hong.

Chin-Hong atribuyó al condado de L.A., uno de los primeros gobiernos locales del país en recomendar y luego exigir el uso de mascarillas en interiores, el haber hecho sonar adecuadamente la alarma de que la variante Delta suponía un reto más grave que la Alfa.

“Probablemente fue una medida premonitoria... y seguramente evitó que mucha gente se infectara”, dijo Chin-Hong.

La variante Delta supone un reto mucho más difícil que las anteriores cepas del coronavirus por un par de razones. En primer lugar, es demasiado “pegajosa” para las células humanas, como el pegamento Gorilla, dijo Chin-Hong. En segundo lugar, produce una gran cantidad de copias de sí mismo, hasta 1.000 veces más que las variantes anteriores.

Las personas inoculadas siguen teniendo una posibilidad inferior de contraer el coronavirus, y menos probabilidades de transmitirlo incluso si se infectan, que las personas no vacunadas, dijo Chin-Hong. Aun así, algunos médicos afirman que ya no se considera “raro” que una persona totalmente inmunizada acabe infectándose y, en consecuencia, sea potencialmente capaz de transmitir el virus a otras personas, incluso si es probable que siga estando sana.

“Poco común, de acuerdo. Pero no es raro”, tuiteó el Dr. Robert Wachter, presidente del Departamento de Medicina de la UC San Francisco.

Se especula con que las personas vacunadas generalmente no enferman gravemente porque reducen su carga viral mucho más rápido que las personas no inmunizadas.

Esto podría ayudar a explicar por qué la cuarta oleada de California podría ser mucho más corta en duración que en otras partes del país, como Missouri, que tienen una menor tasa de vacunación, dijo Chin-Hong.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

Anuncio